Magia y kombucha para explicar a los jóvenes extremeños cómo montar una empresa

La UEx acoge el III Foro para jóvenes «Extremadura es futuro», para fomentar el empleo, el desarrollo sostenible, la inclusión y las oportunidades.

El pasado jueves se celebró en la Biblioteca Central de la Universidad de Extremadura (UEx), en el Campus Universitario de Badajoz, el III Foro para jóvenes «Extremadura es futuro». Este proyecto, gestionado por el Diario HOY en colaboración con la misma UEx y su Consejo Social, la Fundación Universidad-Sociedad, la Fundación Mapfre y la Junta de Extremadura, pretende fomentar el empleo, las oportunidades, el desarrollo sostenible y la inclusión en la región para los jóvenes extremeños.

Como de jóvenes iba la cosa, Zulema Romero, encargada de la Comunicación del «Foro Extremadura es futuro», presentó una charla en la que participaron dos de los emprendedores que empezaron jóvenes más representativos de la región: Nuria Morales, cofundadora de Komvida Kombucha, y el ilusionista Jorge Luengo.

En ella, se habló, sobre todo, de sus trabajos: cómo empezaron, por qué, cuánto les costó, qué problemas se encontraron o qué consejos darían a los jóvenes de hoy en día para desarrollar sus propias iniciativas. Magia, sabiduría y humor se dieron la mano en una jornada dedicada al futuro, explicada desde un pasado no muy lejano.

Fregenal es internacional

Junto con Bea Magro, Nuria Morales montó Komvida Kombucha desde Fregenal de la Sierra con el objetivo de encontrar un «propósito» – quizá, la palabra más repetida por la emprendedora durante el evento -. Según ella, ambas amigas, que estudiaban en Madrid, siempre echaron de menos Extremadura: hacían un buen tándem, muy diferentes, y querían emprender, pero no sabían exactamente qué hacer. Tras un viaje, decidieron que darían todo por su idea.

«Fue nuestro momento. Un momento de suerte, porque las dos queríamos creer en construir un propósito». La idea nació en 2017, la kombucha, una bebida refrescante, ecológica, con probióticos y baja en calorías, también les permite, además de contribuir a una alimentación saludable, tener un impacto social.

«Cuando vivíamos en Madrid y, por ejemplo, íbamos al gimnasio, nonos apetecía ni un vino ni una cerveza. De ahí encontramos esta bebida, con un mercado muy consolidado en EEUU (en España sólo lo está desde los últimos diez años) y encontramos esa necesidad de apostar por algo. Lo hicimos y encima en nuestra tierra, en Fregenal de la Sierra», contó.

Fue difícil introducirlo al mercado. Sus familias les decían que estaban locas, y que era mejor estudiar. Sin padrinos, sin familia emprendedora, pero con una fuerza «sobrehumana», mucha ilusión y, de nuevo, la obsesión por un «propósito», por el bienestar de las personas y crear valor en su pueblo nació una compañía que, en su primer año, consiguió una facturación de 50.000 euros y la venta de 40.000 botellas de kombucha.

«Nos sentimos las reinas de Fregenal, la verdad. Pensábamos que ya habíamos triunfado. Luego avanzamos y crecimos un 300%. De los 50.000 pasamos a los 300.000; del millón a los tres millones; y este último año hemos tenido una facturación de 12 millones de euros».

Con esto no quiso decir que fueran ricas, sino que no es tan importante: es mejor el orgullo de saber que su producto es importante, que tiene impacto y la recompensa de saber que aportas algo a la sociedad, razonó Morales.

Del mismo modo, la confundidora de Komvida insistió en que, además de un orgullo, su trabajo se ha convertido en una responsabilidad respecto a la sociedad. De las 82 personas que trabajan en la fábrica de Fregenal – 120 en épocas de verano – el 75% son mujeres. «Es un proyecto con alma, porque no se trata de crecer y ganar más dinero, sino aportar a tu territorio que te haga sentir bien el impacto que tiene».

La historia del chino

Por su parte, el ilusionista Jorge Luengo contó a él le gustó la magia siempre. De hecho, ya con cuatro años quería ser mago. «Cada vez que lo decía, me respondían que primero tenía que estudiar. Tengo un padre médico, una madre profesora, un hermano también médico, todos muy estudiosos». Así que decidió que los fines de semana serían para él; el resto, lo dedicaría a formarse.

Luengo tiene ahora tres ingenierías, Psicología por la UNED y Humanidades todavía no la ha terminado porque con los eventos, le era imposible acabarla. Aún así ya a los 19 años se ganaba la vida con su magia. De todos modos, todavía le faltaba ese gran paso.

«Hice oposiciones para profesor, me fue bien y conseguí plaza en un colegio al lado de mi casa… Pero no era lo que quería. Tuve miedo de decirle a mis padres que lo dejaba para dedicarme a ser mago. Fue duro contarles que renunciaba a la plaza para montar una empresa con la que viajar por todo el mundo,. Una empresa que era yo. Sin embargo, cuando lo tienes todo tan claro, es mucho más fácil».

Poco después ganó el Premio Mundial de Invención en Pekín. Eso hizo que, primero, todos validaran su decisión. Y segundo, obtener la credibilidad del mundo mágico. En su actuación, un chino que le aseguró saber inglés casi le revienta la actuación. Aunque no terminó de contar la historia dijo que la dejaría para el final.

Con ese suspense, continuó diciendo a los estudiantes que la educación, para él, son llaves que abren puertas. «Cuantas más llaves tengas, más puertas. Si no las tienes, otros abrirán la puerta para ti. Para emprender no hace falta educación… para emprender y tener éxito sí».

Sobre llaves y cerraduras también confesó que su primer truco de magia fue en la guardería. Sobre tierra mojada, echó tierra seca «¿Desaparecía? Pues ya está, magia», explicó, entre risas. Pero el primer número, que se lo enseñó a un primo, fue ampliándose, cambiando, evolucionando. «Los malos van a intentar cambiar siempre la cerradura de tus puertas. Por eso hay que cambiar. Seguir creciendo, facturando, estudiando. Y, si eres bueno, dedicarte a ello, pero poniendo huevos en otras cestas».

En cuanto a las posibles carreras poco convencionales que alguien quiera llevar a cabo, Luengo se alzó como un ejemplo. Tras varios trucos de magia para seguir enganchando, con maestría, al alumnado de la Universidad de Extremadura, afirmó que nunca hay que renunciar.

«Mucha gente piensa: qué bien el mago este, o la kombucha de Fregenal. Pero no salió todo a la primera». Por cada plan que salía mal, destacó Luengo, había 20 de repuesto por si acaso. En ambos casos, hay miles de horas que no se ven. Muchas horas de trabajo con un plan, A, B, C y D. «Solo así llegaréis a adivinar la sota de bastos», indicó en referencia a otro truco de magia que sirvió como ejemplo de sus argumentos y que arrancó los aplausos de los presentes.

¿Y lo del chino? «Todo el mundo se quedó con lo del chino, cómo salía del paso. Lo demás ya no importaba. Trucos tenían todos, pero la situación del chino que casi revienta la actuación no». «La cuestión – continuó Luengo – es que algo que yo pensaba que era malo se convirtió en algo bueno. En algo diferencial. Ahí descubrí que lo mío era conectar con la parte emocional de las personas», contó el ilusionista cuya ceja blanca, como le decía a su madre, le hizo diferenciarse de los demás y ser único. Como le pasó con el chino.

«Diferenciaos. Si sois músicos, bien. Si sois músicos e ingenieros, mejor. Si sois músicos, ingenieros y sabéis comunicaros seréis únicos. A algo os llevará», señaló a los jóvenes estudiantes extremeños. Y a los que no lo era, también. «Yo os digo todo esto, pero luego haced lo que os dé la gana», bromeó

Consejos para emprender en la región

En el III Foro para jóvenes «Extremadura es futuro» también hubo espacio para los consejos. Tanto Nuria Morales, cofundadora de Komvida Kombucha, como Jorge Luengo, Ilusionista, coincidieron en esa necesidad de superar el miedo que tienen todos los emprendedores al empezar sus proyectos.

«¿Cómo gestionar el fracaso? Quien tenga miedo, que no lo intente. SI lo intentas, avanzas no sólo hacia una posibilidad, sino hacia muchas. Cuando intentas algo siempre te sorprendes a ti misma, porque surgen muchos caminos que pueden ser igual de interesantes de lo que te proponías», indicó Morales.

Además, advirtió de que la soledad del principio puede asustar. Respecto al apoyo de inversores, tranquilizó: al final, de algún modo, siempre se saca. Sin embargo los problemas vienen con ir revalidando la ilusión, tener autocrítica, convencer a alguien del proyecto -ya sea familiares o la propia administración-, la excesiva burocracia…

«Mi mayor consejo es rodearse de personas que sean mejores que tú. Sin equipo, no vas a ningún lado. Y tener una actitud y un mensaje, además de un compromiso. Es complicado atraer el talento y retenerlo, sobre todo desde un pueblo como Fregenal. Para mí, el más bonito del mundo, pero para alguien de Teruel el más bonito es el suyo, así que hay que convencerlos de trabajar contigo con calidad de vida. Y con valores», recomendó Morales.

Trabajar y pensar

Por su parte, Jorge Luengo replicó que cada paso que uno da tiene que servir para subir una escalera hacia el objetivo. «Los comienzos no son nada fáciles, ni para recibir apoyo de Extremadura ni de la familia. Hay que trabajar en uno mismo, ya sea en programas como «Extremadura es futuro» o cualquier otro.

Y, si hay una idea, lo más valioso es esa primera idea, aunque luego se vaya transformando. Lo segundo más valioso es trabajarla. E incluso al revés sería lo mejor. Primero, siempre, trabajar; luego, pensar», aconsejó.

Del mismo modo, ante la pregunta sobre cómo gestionar el fracaso, preguntó que quién conocía la saga de Harry Potter. Casi toda la sala levantó la mano, entusiasmada.

«En las películas había un hechizo, el «riddikulus», que utilizaban los alumnos de magia ante una criatura que se transformaba en lo que más miedo les daba. Su efecto era reconvertirla en algo que hacía gracia. Pues eso hay que hacer, sin varita. Enfrentarse a lo que da miedo. Si sale mal, ¿Qué pierdes? Casi nada. ¿Qué ganas? Mucho aprendizaje. Miedo vais a tener toda la vida. El mejor momento para hacer algo es ahora. Si enfrentas el primer miedo, los siguientes no afectarán tanto», reflexionó Luengo.

Dejó también otra indicación para los jóvenes estudiantes extremeños. La primera dificultad, además de contarlo a la familia, es contar el proyecto. Para él, todo debe tener un buen storytelling, un mensaje, enganchar a las personas es esencial para un ilusionista. Pero también para un emprendedor.

Y aconsejó: «En el tema económico no hay mucho problema para conseguir inversión, aunque haya que pagar varios para peajes. Y la parte burocrática es necesaria, aunque da pereza. Así que lo mejor es tener un buen mensaje para contar tu historia, tu proyecto. Y tener una buena red de contactos».

Fuente: El Diario HOY